lunes, 20 de enero de 2020


Eterna me mira lejos, desde el otro lado de la ventana, sabe que conmigo los juegos caleidoscopicos no funcionan, no tienen cabida. Insiste -desde su rincón- en proporcionarme la calma que merezco, la calma que sólo ella, una máquina, me puede proporcionar.
Por otro lado estoy yo, mirando desde cerca, del otro lado de la ventana, no tengo planes ni estretegias y pareciera como si el mundo me hubiera ganado todas las batallas. Insisto -desde mi rincón- en golpearme de frente con la vida, sin calma, sin máquinas, sin artificios que me puedan arreglar un corazón