viernes, 10 de mayo de 2019

Escribo por la pena III

Este es definitivamente un cuento triste, apagado, escuálido, casi no cuento, casi nada.

Estuvo tanto tiempo acompañada, rodeada la mayor parte del dia de esencias de ambientes, de frijoles magicos, de princesas y caballeras, de múltiples bichitos que rodeaban la tierra y escarbaban profundo buscando siempre algo, alguna alegría, alguna tristeza, algun grito, alguna solución. Pero en el intervalo ciego, que duraban las noches y los paros, sacaba las ideas y las amontonaba en el espacio, flotando sola, con inseguridad sobre el cuerpo pero seguridad de cambiarlo. 

Ahora es como si lo hubiera perdido todo, como si las aspas del ventilador tuvieran una roca entre medio, y no intentaran avanzar. Como si su propia alma hubiese perdido el pegamento que la hacía agarrarse con firmeza a una personalidad, demasiado fija, demasiado rigida, demasiado perfecta. ¿Cómo recuperarse? ¿Como tomarte de nuevo y ser suficiente para ti? 

Como encontrarme de nuevo en esa felicidad, tristezas y obsesiones, en los mundos que creaba en mi cabeza y de los cuales me sentía orgullosa, en esa otra piel, no tan sepada de su alma, no tan apagada en las tristezas. Estar solx no podia ser solo de los libros, se volvía real cuando veías que la contención no quería contenerte, que el amor era una palabra distintas para c/u. Y ahora promuevo las vidas pequeñas, las fantasías simples que valían más que este dolor, mientras estoy de pie con los músculos tensos, sin ejército ni armadura, esperando a cualquiera, aa qu lleguen los elefantes que me puedan ayudar, o el enemigo que me podría matar.