lunes, 25 de agosto de 2014

Pfff

Estoy llena de odio y creo que lo único que puedo hacer para sacarlo es escribir, escribir la verdad, sin tanto adorno.
El cambio siempre es bueno, se traduce muchas veces en revolución, pero yo quiero saltar hacia atrás, volver las cosas a los grados anteriores y dejar de estar en un espacio tan podrido, tengo 18 años y todavía me dan ganas de vomitar cuando veo a la gente fingir, no puedo acostumbrarme a la idea de ser en un lugar de una forma y en otro lugar de otra. ¿Es que no puedo ser mutable, alterable? Prefiero así, ver a las personas como se mira al agua o al fuego, tan real, y no preguntarme a cada instante si estoy frente al ying o al yang. Al final se termina en mareos que yo ya no quiero experimentar, por eso me aferro a la idea, al pasado, al cariño de antaño, porque la configuración no cambiara dependiendo ni del día ni del lugar, siempre está ahí y creo en ella con toda mi alma. Y tengo fe en ella con toda mi alma, y no haré jamás las cosas porque sí. La consecuencia sólo implica dejar de confiar en entes, precio que estoy dispuesta a aceptar mientras mis neuronas y mi respiro siga siendo el mismo.