sábado, 30 de abril de 2011

viajaba en su subconsciente.

Él no sabía con certeza el momento en que de su voz brotaba la "magia" como los exagerados la llamaban. Pero su voz invadía cada poro y en los oyentes provocaba sensaciones encontradas, unos lo creían un demente por las letras que entonaba, otros lo alababan por su valentía al proclamar lo que nadie se atrevía a hablar. Pero él ajeno a toda la parafernalia que causaba, se enamoraba de los ojos de una dama cada vez que ella pasaba y al darse cuenta de que su voz a la chica no le llamaba la atención, prefería deshacerse de su don. ¡Que terco eres hijo, ¿no ves que cuando cantas se encienden los edificios de energía e ilusión? una mujer no merece que se apague tu pasión.- le reprochó su abuelo, haciéndolo sentar cabeza. Él pretendía seguir cantando, aunque de amor, el corazón le siguiera palpitando. Pero lo que no sabe es que de su fuerza y constancia ella se enamoraba cada día más pero como mujer astuta, lo podía disimular. Una tarde esperando la puesta de sol, el cantante decidió hablarle a la dama acerca del amor, ella nerviosa y confundida daba miradas esquivas, miradas que se convirtieron en sonrisas y sonrisas que se convirtieron en caricias. El sentía que su pecho iba a estallar como estallan las bombas en la ciudad y procurando ser sutil le pregunto a ella cómo lo hacía para hacerlo sentir así, tan libre, tan feliz. Ella con desdicha le respondió: "es simple, es tan bonito porque es un sueño, una ilusión. Tu no vives aquí ni allá, tu no cantas ni sabes amar, es un sueño, nada más. Y acto seguido, el hombre volvía a la realidad, a tomar su café, a hablar sobre la oficina, a hablar sobre los demás. Pero ¡espera! algo le quedará anclado en su mente, ahora sabe que le falta imaginar, que le falta amar, que de nada sirve soñar si no vive, sólo existe y punto final.

"Lo menos frecuente en este mundo es vivir, la mayoría de la gente existe, eso es todo".-
Oscar Wilde.